El pasado 13 de noviembre Cama de Ortigas cumplió dos años...Dos años lleva Algazara Teatro representando este espectáculo, dos años removiendo las conciencias de los espectadores, dos años llorando la historia de una mujer asesinada, imaginada, sólo real con la carne y los huesos de la actriz que la interpreta, pero tan verdadera en el escenario como las cincuenta y tantas mujeres que ya han sido asesinadas en lo que va de año. Cincuenta y tantas mujeres, que tienen sus cincuenta y tantos asesinos...Asesinos con caras de hombres normales -en la mayoría de los casos- pero que esconden gritos, puños y armas de torturadores...¿Cómo, dónde, cuándo? ¿Qué hay que hacer para detener este río de sangre de mujer aún desbordado?
Hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de Lucha contra la Violencia de Género , Algazara Teatro de Lepe os propone leer el siguiente texto de Cama de Ortigas:
CAMA DE ORTIGAS
Rosario Murillo, 35 años, andaluza.
“Cualquier día me cortaré el pelo. O el alma. O las venas...Un corte pequeño. En las muñecas. Suave y no muy profundo...Y a esperar. Eso es todo...Un corte pequeño. Cuando esté sola. Sin pensar en nada. Es lo mejor. Si lo pensara, dudaría. Suave y no muy profundo...Ni duele. Duele vivir. Duele seguir amando. Duele la punzada del miedo. Duelen los gritos. Los silencios. Sus caricias...violentas. Duelen las miradas que cortan, las lágrimas mudas y este amor golpeándose a solas entre los muros...Duele vivir. Duelen las horas para seguir amando. Duelen hasta los desaires más pequeños. Duelen las noches amargas. Los mordiscos de insomnio...¡La cama de ortigas! Su aliento. Sus voces. Su alcohol en las sábanas. Duelen sus besos. Sus manos. ¡El primer golpe!...Duele su llegada. Y el miedo...El miedo que crece. El miedo que ahoga. El miedo que araña...Sus pasos. La puerta. El horno, la cocina, los platos, los cuchillos...¡Los cuchillos! ¡Esos cuchillos que cada día se me agarran más a las manos!...¿Qué nos pasa? ¿Qué mierda entró en esta casa? ¿Qué hicimos mal, Leonardo? ¿Cómo entró este aguijón de miedo que no nos dimos cuenta? ¿Tengo yo la culpa? ¿Qué fue lo que hice? ¿Qué hicimos mal, Leonardo?...Nos estamos desangrando gota a gota y no encuentro vendas ni pañuelos ni hilos ni agujas para cortar la hemorragia de esta casa...Lo nuestro es ya una agonía.¡Un te quiero muerto y una pedrada en la boca!...Pero sé que va a cambiar...Y se pudrirán las lágrimas. Se marchitarán las ortigas. Vendrá el amor de nuevo y romperá en mil pedazos esta jarra de hiel, culpas y ofensas. Limpiaremos los muros, el aire, mis venas, tu alma...Todo lo que nos duela irá a la basura. Todo nuevo. Ni una brizna de tristeza. Ni una espina de angustia. Ni un arañazo de miedo. Todo a la basura. ¡Hasta los cuchillos!...En esta casa cortaremos el pan con las manos...Nada de cuchillos...En esta casa cortaremos el pan con las manos”.
Francisco Ramírez
