Una obra dramática y contemporánea que logró cautivar al público de El Barco de Ávila
Escena de 'Cama de ortigas"
Sobre las tablas del Teatro Lagasca se interpretó la obra ‘Cama de ortigas’
Pasado el ecuador del V Certamen Lagasca , el drama se adueña de las tablas del teatro barcense, a las cuales subió el sábado el elenco de Algazara Teatro de Lepe (Huelva) , para presentar en toda su crudeza un tema que por desgracia, no pasa de moda: el maltrato a la mujer.
Bajo el título «Cama de Ortigas» , se desarrolla una obra con personajes ficticios pero sucesos bien reales, ambientada en una época indefinida.
Bajo el título «Cama de Ortigas» , se desarrolla una obra con personajes ficticios pero sucesos bien reales, ambientada en una época indefinida.
El texto, original de Paco Ramírez es muy crudo, tanto como corresponde a una realidad tan dura como la que retrata. El autor, que dirige también la obra, utiliza en su puesta en escena un juego perturbador de blancas sábanas y moradas telas de fondo: Y velas titilantes de temblorosas llamas, símbolo del sufrimiento más sangrante, de la humillación, de la desesperación de una mujer que padece, llora y no encuentra consuelo. Todo ello con la excelente actuación de los actores y actrices que forman el grupo Algazara, que han hecho llegar al público barcense el testimonio de una mujer anulada a la que pone voz Manuela Oria, desgarradora en su papel de Rosario Murillo, la víctima, que pese al apoyo incondicional de la madre, muy bien plasmada por Ana Rodríguez, sufre día tras día los celos implacables de su marido y verdugo Leonardo Aguirre (Paco Toscano ).
Todos sus íntimos conocen el drama: su vecina, su suegra, su confesor. Todos tienen una excusa para no intervenir y todos ellos acaban gritando y advirtiendo a la sociedad de la incomunicación que rodea siempre a la víctima, cuando ya no hay auxilio posible.
Los últimos residuos de un amor equivocado y un miedo insuperable impiden a la mujer actuar contra su agresor, y cuando decide poner fin a tanto sufrimiento y escapar, Leonardo la mata. Para subrayar dicha agonía, la música se desarrolla como un componente más del drama, marcando los tiempos de la angustia y la aparición en la sala de los personajes que van narrando el suplicio de Rosario sobre un espacio visualmente impactante, con una cadencia rítmica continua a lo largo del desarrollo del drama, sabiamente administrada por el director de la obra para dar más énfasis al dramatismo del momento.
Los aficionados de El Barco y su comarca han vuelto a disfrutar y aplaudir otro sábado de buen teatro.
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